La nueva vida de Pertegaz: Jealfer resucita la firma nupcial de Letizia.
Perfeccionista, trabajadora, discreta, exigente y aparentemente tímida. Son muchas las cualidades que Puri Alonso Escurís (Santiago de Compostela, 17 de febrero de 1958) comparte con su maestro Manuel Pertegaz (Olba, 18 de mayo de 1918 – Barcelona, 30 de agosto de 2014).
Criada entre ovillos, Puri Alonso estudió Diseño de Moda y, desde la empresa familiar Jealfer, movió los hilos para el modisto nupcial de Doña Letizia. Ahora lanza con ilusión y respeto su primera colección prêt-à-porter.
Es consciente del reto mayúsculo que se le presenta en un momento especialmente complicado para la moda española. Reacia en principio a posar para Fuera de Serie, la consejera delegada de la compañía textil Jealfer, con sede en Boiro e histórica del sector en Galicia, accede con una sonrisa tras varios meses de insistencia, aunque se percibe rápido que está más cómoda entre agujas que ante los medios, tal y como le sucedía al genio turolense.
Y eso que la puesta de largo del nuevo Pertegaz, con una cena de gala que el pasado abril reunió a lo más granado de la moda, fue un éxito, en palabras de Olga Ruiz, directora de Telva, que se muestra contenta ante este renacer recordando el apoyo de la revista en su camino, incluso con el Premio T de Telva Moda a la trayectoria, «que por otra parte era de hierro y pesaba un quintal», en unos tiempos en los que no había redes sociales: «Imaginar la aventura de un chavalín autodidacta que empezó a trabajar a los 12 años y de cómo consiguió llevar sus trajes a la Quinta Avenida de Nueva York es todo un misterio».
La resurrección de Pertegaz ha superado con este apoyo masivo de la prensa y personajes de la socialité como Tamará Falcó y Naty Abascal esa incertidumbre que rondaba a Alonso, quien recibía todo el peso sobre sus hombros, a pesar de que son cinco hermanos quienes están detrás de Jealfer, que actualmente suma 70 trabajadores. «Me preguntaba si estaríamos a la altura y me quedé muy satisfecha con la respuesta. El público juzgará». Familiar y especializada en punto, la compañía fue fundada en 1954 por su progenitor, Jesús Alonso Fernández. Vivían en la planta superior de la fábrica. «Siempre digo que mis nanas eran el ruido de las máquinas», cuenta riendo.
No es de extrañar, por tanto, que tuviera clara su pasión por la moda desde el ovillo de la cuna. «Estudié Diseño en la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda (EATM), con sede en Barcelona, y allí fue donde coincidí por primera vez con Manuel Pertegaz«.
Siempre made in Spain
En los años 90 empezaron a desarrollar juntos una línea de tricot para hombre y así se tejió una colaboración más directa. «Era un lujo trabajar con él». Admiraba su tenacidad, su compromiso, esa gran responsabilidad por lo que hacía y la entrega con la gente, tanto su equipo como las clientas, a quienes abría la puerta él mismo. «Tuvo una relación directísima con personajes de la talla de Audrey Hepburn, Jackie Kennedy o Ava Gardner. Pero eso de que tengas que morir para que te reconozcan es muy español». Quizá le haya faltado el respaldo que Balenciaga tuvo con el grupo LVMH. De ahí el empeño personal de esta empresaria gallega por la adquisición de la primera licencia de prêt-à-porter, cedida por la Casa de Costura cinco años después del fallecimiento del creador, el pasado marzo de 2018. «Sentía una deuda al haber estado ahí, aprendiendo con él. Dejar que la marca desapareciera era terrible. Quiero posicionarla en el lugar que le corresponde».
Ahora se estrena el e-commerce en una estrategia omnicanal, en la que está inmersa Silvia, la hija de Puri. La primera colección se ha limitado a España, pese al deseo de internacionalización, para que el producto resulte impecable. Consta de 112 modelos de los que se pretenden fabricar solo 1.000 prendas. «Controlamos las operaciones de principio a fin. Contamos con un conocimiento de la casa muy valioso y su pleno entendimiento y respaldo». La inspiración parte de un vestido ochentero en el archivo del couturier, traducido y adaptado a la mujer del siglo XXI. «Hemos dedicado seis meses al desarrollo de este lujo mate. Una muestra de continuación del legado con tejidos ricos, casi ostentosos: brocados, tafetas bordadas, lanas frías, sedas naturales, cashmere… Fieles a su ADN y filosofía. Que se vea la prenda y se llegue a reconocer: ‘Es muy Pertegaz‘. Piezas eternas que se transmitan de generación en generación en el armario.
Vestir a la ya Reina de nuevo
Alonso huye de comparativas y descarta repetir lo que ya se hizo. «El Pertegaz de hoy sería totalmente diferente porque ya era avanzado en su tiempo. Un ser innovador. Pudo suceder a Christian Dior y, sin embargo, apostó por su marca. La llevó a las grandes avenidas, a las páginas de las mejores revistas y vistió a primeras damas y estrellas de cine». Sí hay recuerdos a la clienta-tipo de Pertegaz, que en 2019 sería «una mujer actual y amante de la moda», describe Alonso. Para ello cuentan con un equipo de diseño propio, artistas gráficos, patronistas, modistas y el inestimable valor del acceso directo al archivo. «Recuperamos talleres con tradición y profesionalidad para trabajar en exclusiva para la firma».
Todo se va a elaborar en España y están buscando local por la Milla de Oro madrileña, que piensan inaugurar la próxima temporada. Paralelamante, continuarán proyectos de fabricación para Lacoste, Viriato o la línea de caballero de Pertegaz. El retail para seguir con el legado prêt-à-porter que el aclamado modisto arrancó en los años 70 será su apartado especial. «Es un proceso artesanal. Cada prenda se vigila desde la adquisición de la hilatura hasta que llega a la compradora. Llevamos más de 60 años en esto y sabemos las dificultades pero adoramos nuestro origen». ¿Su sueño? «Volver a vestir a la Reina Letizia«.
El broche final
En la carrera de Pertegaz hubo numerosos vestidos icónicos, como el mono que embutía a Salomé entonando el «Vivo Cantando» en el certamen de Eurovisión en1969. Pesaba 14 kilos, costó un millón y medio de pesetas y solo se conserva una manga a modo de reliquia, recogía el programa de TVE «Los mejores años». Sin embargo, no hay duda de que el regio traje de novia con cuello corola e hilos de plata de la periodista Letizia Ortiz, entonces Princesa de Asturias, en su boda con Don Felipe aquel lluvioso 22 de mayo de 2004 supuso su mayor hito. «La elección de la Casa Real fue muy acertada. El apoyo iba más allá de pasear la bandera española por todo el mundo: un reconocimiento a la labor de toda una vida», expresa Puri Alonso.
Fuente: Fuera de Serie